Cuando se habla acerca de discriminación y violencia de género, en automático pensamos en mujeres agredidas por hombres a causa del machismo que sigue imperando en la sociedad mundial. No es raro saber de casos en las que las personas del género femenino sufren de acciones que limitan sus derechos por “no ser hombres”.
Desde oportunidades laborales hasta no poder vestir con la ropa que más les agrade por el miedo de sufrir algún tipo de acoso. Existen muchas ONGs que luchan para garantizar que todas las mujeres puedan vivir en plena libertad y combatir el machismo y el trato misógino por parte de los hombres. También muchos países elaboran políticas públicas de prevención y protección, todo con la finalidad de alcanzar un mundo más igualitario.
Pero la violencia de género no es exclusiva de género y como ejemplo está el caso de los hombres que, después de un divorcio, piden ejercer su derecho de una custodia compartida para poder convivir más tiempo con sus hijos y el procedimiento legal se ve impedido debido a la discriminación que sufren por parte de los jueces.
David Benatar, jefe de departamento de Filosofía en la Universidad de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, escribió un libro titulado “The Second Sexism: Discrimination Against Men and Boy” (“El segundo sexismo: la discriminación contra hombres y niños”) en el cual considera el asunto de la custodia de los hijos como un aspecto en el que hoy en día los hombres son discriminados.
Además, menciona que otra muestra de discriminación es que hay más hombres que mujeres en las guerras y en las prisiones debido a que en los varones “la violencia está normalizada”, según explicó en entrevista para la BBC.
Sus palabras están sustentadas en datos de instituciones penitenciaras; de acuerdo a la información de la Oficina Federal de Prisiones de Estados Unidos, actualizados por última vez el 24 de diciembre del 2016, el 93.3 por ciento de los reclusos de ese país son hombres.
En el caso de América Latina, las mujeres presas son sólo entre el 3 y el 12 por ciento, de acuerdo con datos del Instituto Latinoamericano de Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente.
Además, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) reportó en su último informe publicado en el 2015 que, en todo el mundo, el 78 por ciento de las víctimas de homicidio son hombres y cerca del 95 por ciento de los homicidas también son del sexo masculino.
Según Katherine K. Young, profesora emérita de la Escuela de Estudios Religiosos de la Universidad McGill de Montreal, Canadá, estos son factores que complementan el odio y la discriminación en contra de los hombres, un fenómeno conocido como “misandria”.
“La misandria se ha vuelto algo tan profundamente arraigado en nuestra cultura que pocas personas, incluidos los hombres, la identifican”, explicó la profesora en el libro titulado “Misandria: el odio a los hombres”.
Según los estudios de Young, los movimientos feministas de 1970 han evolucionado a tal grado de convertirse en un doble estándar que discrimina a los hombres y victimiza a las mujeres y esto ha provocado una “estereotipación negativa” de la masculinidad.
También expone que actualmente se hacen bromas y chistes en donde se pone a los hombres como personas insensibles y con defectos como adicciones al alcohol, torpeza y poco intelecto, algo que si se hiciera en contra de las mujeres de inmediato se encenderían las alarmas para denunciar machismo.
Su postura y el término de misandria es criticado por activistas que trabajan en pro de los derechos de las mujeres, como la colombiana Catalina Ruiz Navarro, quien explicó a BBC mundo que un hombre no puede ser sujeto de discriminación por una simple razón: “sólo se puede discriminar a quienes tienen menos poder”.
https://news.culturacolectiva.com/noticias/misandria-odio-discriminacion-hombres/
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