Hombres maltratados, no víctimas de violencia de género

La importancia de llamar a las cosas por su nombre

Entre 2008-2015, 58 hombres murieron asesinados por sus parejas. Una cifra espeluznante. Argumento que ha cogido al vuelo alguno, como esos políticos buscando compadreo masculino hasta debajo de las piedras. Quien no oculta datos de todas las víctimas, sean quienes sean, es el Consejo General del Poder Judicial. Cualquiera tiene acceso a esas cifras. Y gracias a ellas sabemos también que estos asesinatos fueron cometidos tanto por hombres como mujeres. Normalmente, no escucharán esta última parte. Se da por hecho que todos los muertos eran hombres que sus esposas asesinaron cruelmente. Pues no. En las parejas de un mismo sexo también hay malos tratos. Si en ese mismo período de tiempo, siete años, buscamos el dato de mujeres asesinadas por sus parejas, la cifra se multiplica. 485 mujeres fueron asesinadas por sus parejas y en este caso, la inmensa mayoría de los asesinatos los cometieron hombres. Estas cifras deberían servir por sí solas para hacer entender la necesidad imperiosa de protegernos. Por eso se promulgó la ley integral contra la violencia de género.

El camino lógico de esa ley habría sido la aceptación inmediata. Tanto por hombres como por mujeres. Pero vivimos en un país en el que se despide a la soldado que denunció al brigada que se pajeaba delante de ella. Patriarcado institucional se llama. Temo a los hombres que ponen tantos reparos en que exista una ley que nos proteja especialmente. ¿Por qué le indigna tanto? ¿Tenía pensado violar a alguna mujer? A pesar de que en Andalucía, antes del desembarco de la ultraderecha, se había ampliado la ley de violencia de género para todos los feminicidios, los asesinatos de mujeres no bajaron especialmente. Y a este clavo ardiendo también hay quien se agarra.

Flor de Torres, fiscal delegada de violencia de género en Andalucía, reconoce que ninguna ley protege del todo: «No conozco ninguna ley que solucione totalmente y de raíz el problema que va destinado. Es como decir que el Código Penal no sirve para nada porque sigue habiendo robos. Más aún, cuando estas leyes son pioneras y de poco recorrido temporal. El pacto de Estado y la ONU dicen que la violencia contra las mujeres constituye una violación de los Derechos Humanos y una forma de discriminación, y comprende todos los actos de violencia basados en el género. Ante ello, permanecer impasibles legislativamente es un acto de absoluta irresponsabilidad. Y no hay discriminación alguna hacia el hombre. Ante actos de desigualdad manifiesta el único camino es la discriminación positiva. El Tribunal Constitucional lo ha resuelto en más de 200 sentencias».

Pero el germen abona el terreno. Se propaga el discurso de que los hombres están desprotegidos. Un hombre violado y una mujer violada son juzgados por el mismo Código Penal. Se añade el agravante de género si entre agresor y víctima hay o hubo una relación sentimental. Ni Sandra Palo, ni Diana Quer, ni Laura Luelmo fueron consideradas tampoco víctimas de violencia de género. Qué fácil sería llamar a esta violencia por su nombre: violencia machista. Pero en las tertulias, sucedan donde sucedan, siempre hay alguien que pretende que los hombres, cuando sufren maltrato, sean considerados víctimas de violencia de género. Desde abogadas ilustres en platós de televisión hasta cuñados al uso. Partido Popular y Vox aplauden. Cambian el nombre de la violencia. De ser considerada de género (a pesar de que nos maten mucho más a nosotras), la llaman intrafamiliar unos, doméstica otros. Y prometen leyes con las que raspan votos, que están muy caros. Pablo Casado prometió que todas las víctimas estarían protegidas, fueran hombres o mujeres. Imaginen. Políticos usando los mismos argumentos que los que propagan bulos sobre hombres suicidados por denuncias falsas. 2.000 el pasado año, tela. Pues a todo este montón de hombres apaleados por sus esposas, únanle a los homosexuales maltratados por hombres.

Las leyes son lo único que nos protegen. Los hombres maltratados por sus parejas también hombres, son víctimas de violencia intragénero, definición del propio COGAM. Ojalá leyes que los protejan. Pero no quieran que sean víctimas de violencia de género. Clamen por sus derechos. Defiéndanlos. Las leyes se dirimen en los parlamentos y los miembros de esos parlamentos los elegimos los votantes. Unidos Podemos presentó una proposición de ley LGTBI que el Partido Popular calificó de barbaridad.  El discurso protector hacia el hombre cala aún más si se apoya desde colectivos desfavorecidos. Y los homosexuales lo son. «Ningún juzgado de este país aceptará la consideración de que un hombre pueda ser víctima de violencia de género», concluye Flor de Torres, la víctima de violencia de género siempre es una mujer agredida por un hombre».

Consigamos una ley LGTBI que proteja a los hombres maltratados. Pero no horaden las leyes que hemos conseguido intentando incluir a los hombres como víctimas de violencia de género. El hombre maltratado merece su protección, pero no a costa de la mía.

 

https://elpais.com/elpais/2019/01/22/mordiscos_y_tacones/1548158337_655305.html

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