La discriminación racial, hacia mujeres o incluso la homosexual son asuntos de gran índole a los que es obvio que les queda trabajo para ser erradicados, pero el siguiente caso rompe los esquemas por completo: Un hombre se sentó al lado de dos niños en un vuelo con destino a Sídney y una de las azafatas le pidió que se cambiara de sitio. Cuando el adulto, John McGirr, le pidió explicaciones al respecto, la azafata le respondió que era por ser un hombre y por política de la empresa Virgin, aerolínea del vuelo. Acto seguido, una de las pasajeras y McGirr tuvieron que cambiar sus asientos. Una política claramente discriminatoria que atenta únicamente contra los hombres, señalados todos sin distinción como depredadores sexuales.
La aerolínea australiana Qantas, miembro de la alianza oneworld, y la neozelandesa New Zeland Airlines no permiten que los hombres se sienten junto a menores, según informaciones aparecidas en el periódico neocelandés The New Zeland Herald.
La noticia salió a la luz después de que un pasajero denunciara el trato al que fue sometido en un vuelo de la compañía Qantas hace un año, cuando un tripulante de cabina le pidió cambiar su asiento con otra pasajera, debido a que se encontraba junto a un menor que viajaba solo.
Un portavoz de Qantas, afirmó al diario, que la compañía «no permite que niños que viajan solos se sienten junto a hombres», y aseguró que «pensaban que esto era lo que los clientes querían». Air New Zeland, a través de su portavoz Rosie Paul informó de que «sigue un política similar a la de Qantas» para estos casos. «Las compañías aéreas son los responsables temporales de los menores que viajan solos», aseguró Paul.
Air New Zeland intenta sentar a los niños cerca de una zona de pasaje para poder vigilarlos, y en la medida de lo posible los sientan junto a plazas vacías. «En algunos casos esto no es posible, por lo que preferentemente sentamos a una mujer junto al menor», continuó Paul. Ante las preguntas de si consideraba que los pasajeros hombres eran un peligro para los niños prefirió no responder.
La oleada de criticas no se han hecho esperar y voces de multitud de sectores han censurado la medida. El comisario de los Derechos Humanos en Nueva Zelanda, Joris de Bres, aseguró que esta política era «claramente discriminatoria», porque trata a las personas de manera distinta según su sexo.
Según el comisario las aerolíneas tendrían que probar que todos los hombres pueden suponer un riesgo para la seguridad de los niños, para justificar esta norma. Desde el Green Party ( Partido Ecologista) aseguraron que la normativa es «pánico moral». Su portavoz Keith Locke aseguró que es perjudicial «asumir que los hombres no pueden tener contacto con niños si no están especialmente entrenados. Mientras Air New Zealand y Qantas se han mantenidos firmes en el mantenimiento de sus políticas, afirmando que «no pedirán perdón» por ellas. Norm Thompson, portavoz de Air New Zeland aseguró que la compañía se toma «muy en serio» su responsabilidad con los menores.
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