«Todos los casos son impactantes, pero recuerdo a un hombre que perdió la vista en un ojo porque su compañera le clavó un tenedor y a un señor que me mostró las cicatrices que tenía en la espalda. Su esposa lo había atacado con un cuchillo. Otro hombre vino con cicatrices en el abdomen y uno con puntos en la cabeza por una herida que le había provocado su esposa cuando le lanzó un objeto».
Eso me cuenta desde Valledupar, en el norte de Colombia, la trabajadora social Leticia Ramírez.
«Es que las mujeres se arman con cuchillos, tijeras, con lo primero que tienen a la mano. Ellas muerden, arañan, golpean, dan patadas, empujan, dejan moretones», dice Ramírez, quien trabaja en la comisaría de familia de la organización municipal Casa de Justicia Primero de Mayo.
Al investigar esos casos, la funcionaria ha encontrado que 90% de las mujeres que han sido denunciadas por sus parejas de agresión física han sido sus víctimas.
«Muchas de ellas dicen que lo han hecho para defenderse. Nos explican que lo hicieron porque sus compañeros las han atacado antes y han aprendido a defenderse. ‘Ya está bueno. Me cansé’, nos dicen».
«En general son mucho más desgarradores los casos de las mujeres que han sido violentadas por sus parejas que los casos que traen los hombres. Lo que ellas sufren no se compara con lo que algunos hombres han padecido», señala en conversación con BBC Mundo.
«Y es que la inmensa mayoría de los casos de violencia intrafamiliar aquí es causada por los hombres contra las mujeres».
Sin embargo, en el último año y medio, en esa comisaría de familia, indica Ramírez, se ha registrado un aumento en las denuncias de violencia doméstica en las que las mujeres han sido las perpetradoras.
«Hemos atendido a unos 50 hombres«, indica la trabajadora social. «La mayoría de los casos están relacionados con la violencia verbal».
«La situación ha cambiado. Ahora los hombres se están animando a denunciar. Antes no lo hacían por hombría o por ser mandilones. Pero ahora dicen que si la ley se le aplica a ellos, también se le debe aplicar a ellas«, señala la funcionaria.
Asesinatos
Lo que se ve en esa comisaría de familia de Valledupar se repite en decenas de países: el hombre es el perpetrador en la mayoría de los casos de abuso doméstico.
«(…) a nivel global, dos terceras partes de las víctimas de homicidio cometido por compañeros íntimos o familiares son mujeres (43.600 en 2012) y un tercio (20.000) son hombres. Casi la mitad (47%) de todas las víctimas femeninas en 2012 fueron asesinadas por hombres compañeros íntimos o familiares, en comparación con menos de 6% de las víctimas masculinas», indicó el estudio mundial sobre el homicidio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), publicado en 2013.
Aunque la diferencia entre las cifras de hombres y mujeres maltratados y asesinados por sus parejas es abismal, la violencia perpetrada por esposas y compañeras es un drama que viven muchos hombres y no en todos los casos, advierten expertos, se trata de abusadores.
«Yo no hablo de un hombre que ha sido agredido como respuesta a una agresión primaria ocasionada por él. Eso sería una violencia intrafamiliar entre el hombre y la mujer y jamás la calificaría como violencia contra el hombre. Esa es una relación de violencia mutua. Yo hablo de una relación en la que la mujer usa la fuerza, es la que se impone, es la que denigra y destruye al compañero«, dice Nelia Tello, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
«Se da a partir de una relación de dominio y sumisión, en la que el hombre responde sumisamente. Se impone una fuerza hacia el macho. No estoy hablando de fuerza física, aunque también hay golpes, estoy hablando de una relación donde la voluntad de la mujer se impone totalmente», indica la profesora en conversación con BBC Mundo.
«He visto hombres que están arañados y que no han decidido utilizar su fuerza para defenderse», señala la profesora que ha investigado la violencia doméstica contra los hombres en México.
«¿Qué te pasa? ¿Es que me quieres matar?», le preguntó Luis a su compañera.
Habían estado discutiendo en la cocina cuando la mujer agarró un cuchillo que estaba sobre la mesa y lo apuntó hacía él.
«Suelta el cuchillo. Suelta el cuchillo», le pedía una y otra vez Luis, mientras la respiración de su pareja se agitaba cada vez más.
Después de unos minutos angustiantes, la mujer soltó el cuchillo y salió corriendo al cuarto.
Luis, un inmigrante latinoamericano cuya identidad no revelamos para proteger su privacidad, le cuenta su experiencia a BBC Mundo en una cafetería de Londres.
Hace cinco años sostuvo una relación amorosa con una mujer que lo ayudó cuando su deportación parecía inminente.
Se mudó con ella y se encargó de las labores del hogar mientras conseguía trabajo.
“Alcanzó a pegarme una vez. Después, yo simplemente le detenía el brazo cuando intentaba hacerlo”
Semanas después comenzó lo que él califica como violencia verbal: «Me decía que era un vago, un ladrón, que me estaba aprovechando de ella. Me gritaba: ‘Lárguese, lárguese de mi casa’. Pero yo realmente no tenía a dónde ir. Azotaba las puertas, tiraba las cosas al piso, incluyendo mi computador. Me amenazaba con que iba a hacer que me deportaran, con que llamaría al Home Office (ministerio encargado de asuntos migratorios)», recuerda.
«Alcanzó a pegarme una vez. Después, yo simplemente le detenía el brazo cuando intentaba hacerlo. Nunca la golpeé, son mis principios».
Luis terminó la relación y se alejó de ella. Años después, formó un hogar con otra mujer y tuvo una hija.
«Si en esa época hubiese sabido lo que es la violencia doméstica contra los hombres, hubiese buscado ayuda, reunido pruebas y denunciado mi caso a la policía. Uno como hombre no cree que eso le pueda pasar. Simplemente no se da cuenta cuando está viviendo la situación», le dice a BBC Mundo.
«El abuso doméstico, también llamado violencia doméstica, incluye abusos físicos, emocionales y sexuales en una relación de pareja o entre miembros de una familia», explica en su página web el servicio público de salud del Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés: National Health Service).
En la sección dedicada al abuso doméstico contra hombres, la organización enfatiza que «cualquier persona puede ser víctima y cualquier persona puede convertirse en un abusador».
«No sólo le pasa a las mujeres, los hombres también pueden ser víctimas, independientemente de si su pareja es un hombre o una mujer», señala el NHS.
Estudios y encuestas lo demuestran:
- En Perú, en 2004, el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social realizó un estudio exploratorio en tres distritos. Se entrevistó a 1.037 personas de entre 15 y 59 años que vivían con su pareja. «Del total de mujeres actualmente unidas que agredieron a su pareja, el 19,2% agredió físicamente; el 5,7 % psicológicamente; el 19,4 % psicológica y físicamente; y el 55,7 % no cometió agresión. En el caso de los varones, el 19,6 % agredió físicamente; el 5,0 % psicológicamente; el 19,7 % psicológica y físicamente; y el 60,8 % no causó agresión», señala el estudio.
- En Reino Unido, el índice de homicidio del ministerio de Interior (Home Office Homicide Index), publicado en febrero de 2016 registró que entre marzo de 2014 y marzo de 2015, «hubo 6,5% de mujeres y 2,8% de hombres que reportaron haber experimentado algún tipo de abuso por parte de su pareja, lo que equivale a un estimado de 1,1 millón de víctimas mujeresy 000 víctimas hombres».
- En Chile, en 2013, Carabineros informó que las denuncias de hombres agredidos por sus compañeras aumentaron 17% entre 2010 y 2012. De más de 17.000 casos ascendieron a más de 20.000.
- En Canadá, en 2014, las mismas proporciones de hombres y mujeres reportaron ser víctimas de violencia conyugal en los cinco años previos: 4% respectivamente. «Esto se traduce es alrededor de 342.000 mujeres y hombres en todas las provincias», informa Statistics Canada, la agencia del gobierno encargada de compilar las estadísticas del país.
- En Estados Unidos, en la encuesta nacional sobre violencia sexual y de pareja de 2010, realizada por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés: Centers for Disease Control and Prevention), se entrevistaron a 9.086 mujeres y 7.421 hombres y encontró que «cerca de 1 de cada 4 mujeres (el 24,3%) y 1 de cada 7 hombres (el 13,8%) han sufrido violencia física grave por parte de una pareja íntima (p. ej., un golpe con el puño o con algo duro, golpizas o ser golpeado contra algo) en algún momento de su vida».
Hablar de violencia de pareja perpetrada por mujeres contra hombres en México es para algunos una verdadera osadía, especialmente si se toma en cuenta que es uno de los países con las tasas de feminicidios más altas del mundo.
«Es un poco osado hablar de violencia doméstica contra hombres. La verdad es que tuve que dejar de hacerlo porque era agredida en casi todas las entrevistas. Eso refuerza aún más mi afirmación de que es un fenómeno oculto, no aceptado, no reconocido y rechazado como tal. Evidentemente no es el problema dominante en relación a la violencia doméstica, pero es un problema que se da», señala Tello.
Y es que de acuerdo con la profesora, cuando ha abordado el tema en entrevistas, sus interlocutores le han dicho que «por ser mujer siempre debería defender a las mujeres».
«Yo estoy en contra de la violencia, no importa contra quien«, enfatiza.
«En México, hay tasas de denuncias del 2%, que es un porcentaje muy pequeño, pero como sabemos las denuncias no se corresponden con la magnitud del problema. Podríamos aventurarnos a decir que hay entre 7% y 10% de hogares donde ocurre este problema«.
“Imaginemos que un hombre llega a declarar que fue victimizado por su mujer. Es prácticamente imposible. Sería ridiculizado, se mofarían de él”
Según Tello, las víctimas hombres enfrentan obstáculos para dar el paso y denunciar:
«En una sociedad 100% machista, una mujer que es víctima de violencia intrafamiliar muchas veces es doblemente victimizada cuando va a declarar. Imaginemos que un hombre llega a declarar que fue victimizado por su mujer. Es prácticamente imposible. Sería ridiculizado, se mofarían de él y ni siquiera lo aceptarían. Generalmente les dicen: ‘Vete a tu casa y regresa la próxima vez‘. Es un problema muy complicado porque no sólo no es reconocido socialmente sino que no es reconocido por las instancias jurídicas».
Para Tello, uno de los factores que influye en la violencia doméstica contra hombres es el hecho de que en muchas familias los hombres han dejado de serlos principales proveedores del sustento económico y, en algunos casos, eso deteriora su autoestima.
En Colombia, Ramírez se hace eco.
La trabajadora social ha percibido que en sociedades como la colombiana, la mujer se ha empoderado, que los roles han cambiado y que en muchos casos la mujer es la que sostiene financieramente el hogar.
«Y eso ha venido acompañado, en algunos casos, de maltratos verbales: les gritan a su parejas, los denigran, les dicen que no sirven para nada».
Teléfonos de ayuda
En Estados Unidos, Canadá y Reino Unido existen servicios de atención telefónica confidencial que les brindan apoyo a los hombres que son víctimas de violencia doméstica.
Men’s Advice Line (Línea de Consejo para Hombres) y ManKind Initiative(Iniciativa Hombres) son dos organizaciones británicas sin fines de lucro que han atendido a miles de hombres.
Las agresiones (…) van desde puñetazos (…) hasta otras formas más extremas, como un hombre (…) al que su pareja lo atacó con una tetera eléctrica que tenía agua hirviendo
«Recibimos entre 8 y 10 llamadas diarias. Al año, atendemos unas 1.500 llamadas«, le dice a BBC Mundo Mark Brooks, director de ManKind Initiative.
«En la mayoría de los casos, las mujeres son identificadas como las perpetradoras», indica.
«Hay que acabar con el mito de que algunos de los hombres que llaman a los servicios de ayuda son agresores encubiertos«.
«No hay ninguna evidencia que demuestre eso», señala.
Amenazas
De acuerdo con Brooks, alrededor del 90% de los hombres que se han comunicado con la organización, que se creó en 2001, han experimentado abuso emocional, mientras que 70% ha experimentado violencia física por parte de sus compañeras.
«Las agresiones físicas descritas van desde puñetazos, bofetadas, arañazos y patadas hasta otras formas más extremas, como un hombre al que acuchillaron y otro al que su pareja lo atacó con una tetera eléctrica que tenía agua hirviendo y con una plancha. También hemos tenido casos de hombres envenenados», señala.
«Las llamadas pueden ser desgarradoras, especialmente si hay niños de por medio», indica Brooks.
Y es que el temor a perder a los hijos es una de las razones que, según los expertos, frena a muchos hombres de denunciar el maltrato.
«Me amenazaba con que se iba a llevar a los niños o que los iba a poner en mi contra. Eso me generaba una tremenda angustia», le cuenta a BBC Mundo Paul, un hombre que sufrió abusos emocionales de parte de su exesposa y que prefiere no ser identificado.
Él recibió apoyo del Teléfono de la Esperanza, una organización que atiende a individuos y familias en situaciones de crisis emocionales en el Reino Unido.
Tres años
De acuerdo con Brooks, 80% de los hombres que llaman a ManKind Initiative nunca le han contado a nadie la situación. «En promedio, han estado en una relación abusiva por tres años antes de hacer la primera llamada».
Men’s Advice Line sostiene que a muchos hombres les preocupa que nadie les crea o que sean ridiculizados. Creen que pedir ayuda para enfrentar este tipo de problemas los hace «menos hombres«.
«En las dinámicas de grupo para víctimas de violencia de pareja no se ven hombres. Yo soy el único. Es en parte orgullo, machismo. Conozco más de un caso, pero ellos prefieren no pedir ayuda. No somos abiertos, no hablamos sobre eso«, señala Paul.
Aunque Brooks considera que la violencia doméstica causada por mujeres contra sus compañeros es un tabú en muchas sociedades, reconoce que cada vez más hombres están dispuestos a hablar.
(…) si la sociedad le falla a un hombre que ha experimentado violencia doméstica, le está fallando a las hijas de ese hombre.
«En los últimos seis años, hemos visto un aumento en el número de llamadas», señala.
Una persona, no un género
Como Tello, en Ciudad de México, Brooks, en Londres, considera que es fundamental entender que el abuso en las relaciones de pareja es un crimen contra una persona, independientemente de su género, y que de la misma manera como hay un consenso general a la hora de condenar la violencia contra las mujeres, debe haberlo a la hora de rechazar la violencia contra los hombres.
«Mi desafío es decirle a las personas que creen que la violencia doméstica solo afecta a las mujeres, que hay que hablar de los hombres que son víctimas porque no hacerlo es discriminatorio y sexista», dice.
«Siempre he dicho que si la sociedad le falla a un hombre que ha experimentado violencia doméstica, le está fallando a las hijas de ese hombre».
Y es que, de acuerdo con Brooks, a su organización han llamado madres, hermanas e incluso hijas que buscan ayuda para sus familiares.
«Muchas veces las chicas son muy posesivas», me cuenta Sofía, una adolescente colombiana de 14 años.
«Conozco a dos amigos que eran novios. La chica era extremadamente posesiva, al punto de revisarle el celular. No lo dejaba salir. Eso generaba muchos inconvenientes en su relación. Terminaban y volvían. La chica no lo quería dejar. El tema de la desconfianza siempre estaba ahí y por eso discutían. Si el hombre iba a salir para hacer un trabajo de la escuela, prefería no decirle a ella porque sabía que se iba a molestar. Tampoco le gustaba que fuera al cine con sus amigos».
De acuerdo con Sofía, a su amiga le parecía que la situación era «muy normal», pero el hombre «sí se daba cuenta de que lo que estaba pasando no estaba bien«.
Desde Argentina, Nayla, una joven de 20 años, le cuenta a BBC Mundo lo que ha percibido en su entorno: «Eso de los celos, de perseguir, de prohibir y desconfiar, más lo veo por parte de mujeres que de los hombres».
De acuerdo con expertos, las relaciones entre adolescentes no están exentas de la violencia.
«Aproximadamente 42% de los jóvenes y las jóvenes han denunciado haber sufrido un tipo de violencia en el noviazgo. De ese porcentaje, 46% son hombres y 38% son mujeres», señala en conversación con BBC Mundo José Manuel Romero, director del Instituto Mexicano de la Juventud.
«La violencia física es la que menos sufren los jóvenes en sus noviazgos. De ese 42%, casi 7% reportó haberla padecido. La violencia que más sufren es la emocional: casi 40% la ha experimentado», indicó el funcionario al citar los resultados de la Encuesta Nacional de Violencia en el Noviazgo de 2007, hecha entre jóvenes de 12 y 29 años en México.
Hay dos tipos de violencia emocional, explica Romero: las actitudes de control que «buscan impedir que el novio o la novia tenga comunicación con algunas amistades, asista a alguna fiesta e incluso tenga contacto con la familia» y la actitud de subestimación, que implica menosprecio y críticas constantes a la pareja.
Expertos aseguran que no hay que subestimar las alarmas que se encienden en los noviazgos adolescentes, pues muchas veces los abusos trascienden la vida adulta y llegan al matrimonio, donde el peligro de normalizar la violencia doméstica es latente.
http://www.bbc.com/mundo/noticias-36785503
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